Por
un lado, el tiempo es indispensable y limitado. La resolución de problemas y el establecimiento
de prioridades tienen un impacto en el aprovechamiento de este recurso. Entonces,
¿cómo alcanzar un buen desempeño en la gestión del tiempo? Primeramente, se
debe visualizar el tiempo desde una perspectiva objetiva. Es decir, debe existir
un análisis y un diagnóstico sobre el
uso del tiempo. Por lo tanto, hay que llevar un registro por escrito y
detallado de cómo se emplea el tiempo. Es importante establecer qué actividades
se ejecutan realmente. Además, se deben identificar los problemas que aparecen
y afectan los períodos de tiempo establecidos. Así también, determinar las posibles
causas del problema y sus repercusiones. En segundo lugar, hay que trabajar en el plan de mejora. Cabe
expresar que un líder, para las funciones directivas, debe tomar en cuenta el descarte de actividades
las cuales requieren tiempo y no aportan un mayor valor a la productividad de
la organización, un establecimiento de prioridades al efectuar un mayor control
del tiempo, el planteamiento de objetivos y los esfuerzos personales para mejorar la actitud hacia el tiempo.
En
conclusión, se optimizará la gestión del tiempo considerando lo dicho anteriormente
en conjunto con la puesta en práctica de las siguientes herramientas: la delegación,
la planificación y la programación. La primera herramienta expone que el líder
debe delegar funciones a sus subordinados responsablemente. La planificación de
actividades, qué se va hacer en la organización, implica la elaboración de un plan diario, semanal,
mensual y anual con el fin de incrementar el control y evaluar ventajas,
desventajas, fortalezas, amenazas, etc. Finalmente, la programación es un
elemento en el plan de mejora que muestra cuándo se ejecutarán las actividades para
sacar el máximo provecho al empleo del tiempo.
Por
otro lado, se vive en un mundo globalizado. Dicho de otra forma, las
organizaciones se enfrentan a cambios internos o externos debido a la
influencia de los diferentes contextos como el social, económico, político,
cultural, etc. La necesidad de cambio en las empresas también se evidencia en
el ámbito empresarial y directivo. A modo de ejemplo, las organizaciones interactúan
con su entorno y los avances tecnológicos o los estilos de liderazgo son
factores de cambio. Por ello, se hace inevitable desarrollar una estructura en
la organización que se adapte a los cambios. Los empleados se resisten al
cambio por varios motivos como lo son el miedo a lo desconocido, celos o la
zona de comodidad. No obstante, el líder debe fomentar la motivación de sus
empleados para evitar la resistencia al cambio, es decir, su liderazgo debe reflejar
una buena comunicación con sus trabajadores al brindarles toda la información necesaria
y promover su participación. Además, el líder tiene que plantear estrategias para
la formación de su fuerza laboral con el fin de que adquieran las habilidades y
los conocimientos requeridos para asumir los retos del cambio. Cabe mencionar
que para anticiparse a los cambios, el líder debe ser creativo e impulsar la innovación
en su organización. El aporte del recurso humano así como una visión innovadora
orientarán al líder hacia la búsqueda de la eficiencia de su organización.
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